A mediados de 1996, el automovilismo nacional evaluó la posibilidad, y casi necesidad, de contar con una nueva categoría nacional en la que compitieran los mejores pilotos del país. Con esa premisa, en 1997 nació el Top Race, como una nueva alternativa para el público "fierrero" Con muchos nombres importantes, el 23 de febrero de ese año se corrió la primera fecha, con dos carreras. Los ganadores fueron Juan María Traverso, con un Mercedes Benz 280, y Ernesto Bessone, con un Nissan 300. Tras diez meses de intensa competencia, la categoría tendría a su primer campeón, el entrerriano Omar "Gurí" Martínez, que repetiría el título en 2000 y 2006.
En el año 2005, tras haber sido comprada por el empresario salteño Alejandro Urtubey, se decidió renovar completamente el parque automotor, equipando los autos con modernos motores V6. Tomando como base un reglamento técnico ideado para priorizar las cualidades conductivas de los pilotos y el trabajo en pista de los equipos, el Top Race construyó una seria de vehículos de alta gama, símil Mondeo, Vectra, Peugeot 407, Passat y Mercedes Benz, entre otros. Pasó a ser, entonces, la única categoría de autos con techo construidos especialmente para la competición en Argentina.
La principal particularidad de estos vehículos es que todos son similares, y están equipados con motores V6 de tres litros de cilindrada con 24 válvulas, de posición delantera longitudinal y que son capaces de erogar unos 350 HP a 7.000 RPM. Estos impulsores fueron desarrollados a partir de un motor Jaguar, y son atendidos nada más y nada menos que por Oreste Berta S.A., cuya experiencia y capacidad son reconocidas a nivel mundial.
"No competimos con ninguna categoría. Intentamos ser una alternativa distinta y lo estamos logrando. Queremos que la gente se sienta parte y que los pilotos se luzcan", asegura Urtubey, presidente de la categoría.
Por otro lado, para mantener el concepto de espectáculo dentro y fuera de pista, el TR cuenta con un equipo que trabaja constantemente en la generación de ideas. El acercamiento al público es el principal objetivo y, con la inestimable colaboración de las escuderías y de los pilotos, cada fecha suele ser una caja de sorpresas para los espectadores, que disfrutan de los mejores corredores del país compitiendo con autos iguales en los autódromos de sus ciudades y se divierten con los juegos, atracciones y propuestas de la categoría.
En 2007, respondiendo a las necesidades de expansión y alertada por el espacio vacío que se había generado, la categoría dio un paso más en su historia: creó el Top Race Junior, una división escuela en autos con techo que cumple con creces su segundo año de vida.
En pocas temporadas, el Top Race se ha ganado un lugar importante dentro del automovilismo argentino. Hoy llega a todos los rincones del país, y cada vez que arriba a cualquier destino los fanáticos esperan ansiosos por el espectáculo. La diferencia entre los autos del principio con los actuales es mucha, pero la idea continúa siendo la misma: contar con los nombres más importantes entre los pilotos, brindar un interesante espectáculo en pista, y devolverle al público todo el cariño que ofrece en cada fecha del Top Race en cualquier punto del país.
